Yoga en la Vida

Soy Shakira y Betty la fea a la vez

Mi vagina, útero y toda mi matriz sagrada, comienza a sentir el flow y se empieza a descongelar de tanta traba atrapada.

Abro mis piernas, doblo mis rodillas y mi cadera derecha decidida se menea, gira sobre su eje y le da vuelo a la cadera izquierda para que firme haga ¡PAM!..

Cresta iliaca, isquión, pubis, sacro y todos los vecinos empiezan el meneo liberador.

Mi vagina, útero y toda mi sagrada matriz a la que me reverencio, comienza a sentir una vibración y se empieza a descongelar de tanta traba atrapada.

De niña amaba bailar frente al espejo o cualquier reflejo que fuera útil, pero sin darme cuenta dejé de hacerlo.

Se transformó en que era sexy, que no había que mover tanto las caderas, que era provocador y otras mierdas y cartuchismos del sistema: como que uno lo hacía para provocar a los hombres.

Hace cinco años aprox me reconecté con el baile.

Un día iba a dar una clase de yoga al centro y llevé a dedo a una conocida que ahora es una gran amiga, me contó que iba a baile entretenido, mmm interesante le dije, quedé en ir.

Fui... sentí mis caderas tiesas y aunque me decían “eres profe de yoga, flexible y blabla”...

mi tiesitud venía de otro nivel, de otra fuente distinta a la corporal, venía de la vergüenza de sentirse coqueta, de la timidez del qué dirán, del autojuzgamiento frente al espejo y de la comparación con el resto de la clase.

Después de varias clases la música y el moverme libremente me atrapó,  me costó dejarme llevar por los ritmos calentones pero lo logré, improvisé, coqueteé con el espejo, me reí de mí, me acepté y entendí mi segundo chakra y su mensaje.

Me amé tal cual soy, con días en los que me siento como Shakira y otros como Betty la Fea.

Comencé a sentir el calorcito no solo del trabajo físico, empecé a sentirme sagrada.

Mi transpiración fueron las lágrimas que sueltan las penas que una no llora y las alegrías que no celebra.

Empecé a dejar la culpa de ser mujer, de sentirme coqueta para mí misma, de reír a carcajadas, de dar (me) un beso apasionado...

Mi fertilidad volvió e incluso me visitó un embrión que se fue rápidamente pero me ayudó a seguir sanando y limpiando mis canales.

Apareció la Diosa/ Bruja/ Mujer/ Sabia que vive en mí. A veces todas se van y me dejan a merced de sus enseñanzas.

A veces todas estamos juntas y somos locas, serenas, creativas, crédulas e incrédulas, alegres y muy alegres. Silenciosas, ruidosas, agradecidas, con dudas y con certezas.

Aquí vamos y seguimos todas. Lindas, terrenales, etéreas, humildes, abundantes y agradecidas.

Foto de Maria Talks en Unsplash

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